31/julio

TODO OK. Tras el último mensaje de humo cenamos algo y pusimos rumbo Matalascañas desde Mazagón dispuestos a completar los kilómetros que nos faltaban para terminar la ruta del día. Era de noche, encendimos linternas, colocamos reflectantes, a patinar en grupo. Después de haber avanzado con mucho calor, recorrer carreteras desiertas atravesando bosques del Entorno de Doñana, humedad, apenas coches, brisa y la sensación de estar cruzando los lindes de Jurasic Park resulta un autentico placer a pesar del cansancio acumulado. Una noche mágica. Llegamos a eso de las 2 de la madrugada, y tuvimos que poner las tiendas en unas inclinadas dunas cerca de un faro para descansar algunas horas de cara al día siguiente.
Despertamos y nos dirigimos al pueblo buscando información acerca de cómo cruzar el Parque Regional de Doñana. Había tres opciones: primera, bordearlo (se desviaba demasiado de nuestra ruta). Segunda, atravesar a pie 30km de playa virgen de arena no compacta con un macuto y un patín a hombros (hemos cruzado playas en condiciones de arena compacta y resultó muy duro, Doñana entera, es otra historia). Y tercera, cruzar el parque en bus-todoterreno, y esa fue nuestra elección. Impresionante cruzar las playas virgenes en un antiguo devoradunas de Mercedes viendo pasar un espectacular paisaje por la ventanilla.
Llegamos al Guadalquivir, una barca y dejamos Huelva para sumergirnos en Cádiz. Sanlúcar de Barrameda por la tarde. Pusimos rumbo a Rota. Serpenteando por las carreteras paralelas a la costa pasamos Chipiona, cruzamos paseos marítimos y zonas rurales llegando a las 11:30pm a Rota. Estaba siendo un día duro, pero aún nos quedaba un buen rato para tumbarnos a descansar. Descubrimos un sitio de suculentos bocatas y fuímos a tomárlos a un skatepark, conociendo allí a Rachid y a Lobo. Llegó el momento de poner la tienda, ¿pero dónde? Rota tiene una Base Militar que ocupa una gran extensión. Las mochilas pesaban, los gemelos, las piernas, los hombros y la espalda nos decían de que teníamos que llegar ya a algún lado. Finalmente tuvimos que andar, andar y salir de la región llegando finalmente a un sitio que consideramos más o menos apartado, montar las tiendas y meternos en nuestros refugios, pegados a nuestros compañeros patín y macuto, cerrar los ojos y esperar que nada ni nadie nos despertase en mitad de la noche.
Nos hemos puesto la alarma con los primeros rayos del sol. El dueño de la huerta de manera agradable nos avisa de que toca poner el riego :)
Hemos vuelto a Rota a pillar provisiones para mañana domingo y a que Javi suba un poco su tabla. El caballo Alawa va muy raso y creemos que la madera con la humedad está flexando más de lo que debería, rozando la panza a cada patada. Solucionaremos, aprovisionaremos y seguiremos avanzando dirección sur!
Saludos de Javi, Quique y Ra.
 
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